Hace ya más de un año, mencionaba mi visita al Cementerio de San Rafael, de Málaga, donde se ubican varias fosas comunes que están siendo excavadas para recuperar los restos de las personas fusiladas tras la entrada de las tropas franquistas a Málaga en febrero de 1937.
Ahora, y con la polémica que ha levantado la iniciativa del juez Garzón, los medios de comunicación vuelven a hablar de este doloroso tema que, a mi entender, es una de las más graves asignaturas pendientes de nuestra democracia. No podemos hablar de reabrir heridas, porque nunca se han cerrado. Y ya es hora de hacerlo. Sin rencores, sin afán de revancha, sólo por puro sentido de la justicia.
Quienes murieron víctimas de la represión franquista lo hicieron por defender unos ideales de libertad y de justicia social, por estar afiliados a sindicatos o partidos democráticos y perfectamente legales durante la República, por pertenecer a asociaciones o agrupaciones culturales, educativas o sociales legítimas e incluso, en muchas ocasiones, simplemente por simpatizar con ellas o ser familiar o amigo de algunos de sus miembros; muchas personas fueron fusiladas simplemente por odio personal o por intereses inconfesables.
Una sociedad que olvida esto, es una sociedad moralmente enferma. Creo que, como ya mencioné en un post reciente, es hora de "cerrar las heridas, honrar a las víctimas y aprender de la Historia".
Para aquellos que no han tenido ocasión de ver las fosas comunes del Cementerio de San Rafael, le dejo aquí un pequeño documental:
Ahora, y con la polémica que ha levantado la iniciativa del juez Garzón, los medios de comunicación vuelven a hablar de este doloroso tema que, a mi entender, es una de las más graves asignaturas pendientes de nuestra democracia. No podemos hablar de reabrir heridas, porque nunca se han cerrado. Y ya es hora de hacerlo. Sin rencores, sin afán de revancha, sólo por puro sentido de la justicia.
Quienes murieron víctimas de la represión franquista lo hicieron por defender unos ideales de libertad y de justicia social, por estar afiliados a sindicatos o partidos democráticos y perfectamente legales durante la República, por pertenecer a asociaciones o agrupaciones culturales, educativas o sociales legítimas e incluso, en muchas ocasiones, simplemente por simpatizar con ellas o ser familiar o amigo de algunos de sus miembros; muchas personas fueron fusiladas simplemente por odio personal o por intereses inconfesables.
Una sociedad que olvida esto, es una sociedad moralmente enferma. Creo que, como ya mencioné en un post reciente, es hora de "cerrar las heridas, honrar a las víctimas y aprender de la Historia".
Para aquellos que no han tenido ocasión de ver las fosas comunes del Cementerio de San Rafael, le dejo aquí un pequeño documental:
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