viernes, 5 de octubre de 2007

La pedagogía y ética libertarias, a debate. Tercera conferencia de las Jornadas Libertarias en Málaga

ÉTICA Y PEDAGOGÍA LIBERTARIAS

Ponentes:
Félix García Moriyón, (Catedrático de Filosofía de instituto) - a la izquierda- y


Francisco Murillo (Profesor de Didáctica y Organización escolar).

Presenta a los ponentes:
Antonio Marfil Aranda (Pedagogo y sindicalista de CGT) - en el centro-.

Lugar:
Sala de Grados Facultades de Ciencias de la Educación y Psicología


RESUMEN
Francisco Murillo comienza su intervención afirmando que la educación es la mejor herramienta que ha tenido la Humanidad para ir ganando libertad.

En otros tiempos, los enemigos de la libertad eran tangibles, pero en la actualidad, los enemigos de la libertad se han hecho “invisibles”, precisamente porque, supuestamente, vivimos en el “paraíso de la libertad”.

El concepto de libertad ha cambiado, y ahora existe una interpretación hegemónica de la libertad. Se ha redefinido el concepto de libertad como las “posibilidades de perseguir los propios intereses privados con el mínimo de coerción del Estado”. Ya la libertad no es participar en proyectos por un bien común, sino tener libertad individual para elegir según los intereses privados de cada cual.

A juicio de Fco. Murillo, en estos momentos, en educación, los avances por la libertad y la justicia social son especialmente dificultosos. Presenta dos ámbitos de reflexión en el papel de la búsqueda de la libertad y la justicia social que debería jugar la Escuela: la función social de la Escuela y el valor del conocimiento.

Función social de la Escuela.-
Partimos de una sociedad con economía libre de mercado, que genera una desigualdad social, con grupos más favorecidos y otros grupos menos favorecidos. La Escuela debería paliar esta desigualdad, pero los resultados son que los sectores marginados pasan por la Escuela, pero fracasan en su mayoría, los favorecidos sí que obtienen las credenciales del éxito social.

Por tanto, la Escuela parece inútil, pero no es así. Cumple una función social de justificación de las desigualdades, cambia la desigualdad social por el fracaso escolar: convence a los propios protagonistas que el fracaso es responsabilidad suya, ya no hay injusticia social, sino éxito o fracaso académico.

Valor el conocimiento.-
El conocimiento es la herramienta que permite al ser humano ir ganando en autonomía, controlar los fenómenos naturales, desenvolverse en su entorno social. Pero en la institución escolar, el conocimiento no es eso.

El conocimiento se convierte en porciones de información que permiten obtener habilidades para superar pruebas, hasta obtener una calificación. No es un conjunto de significados que ayudan a conocer la complejidad social, para incidir en ella, no permite reformular subjetivamente el mundo real, no es valorar la bondad de las múltiples formas de organización social.
La escuela, tal como está planteada, no es una herramienta de emancipación, de liberación. Se fragmenta el conocimiento hasta que pierde su sentido.

Félix García Moriyón da clase en un instituto en Madrid, donde el 50% de sus alumnos es inmigrante, en una Comunidad Autónoma donde se habla de “centros públicos concertados” (en realidad centros privados sostenidos con fondos públicos) y de “centros estatales” (centros públicos). Y, de cara al debate, plantea dos temas muy concretos: uno que parte de la Historia del movimiento libertario, para llegar hasta hoy; y otro, que parte de un tema actual (la asignatura de Educación para la Ciudadanía), para llegar a un debate que ya se daba en el Pasado, de forma muy similar.

Partiendo de la tradición libertaria, hay un Congreso de la CNT muy importante en Zaragoza en 1936. En aquel momento, los anarquistas mostraron una enorme preocupación por la enseñanza. Estaban convencidos de que “la ignorancia es el alimento de la esclavitud”. De ahí que tuvieran esa preocupación por la educación.

En este Congreso se sentaron unos principios que definían la “educación anarquista”:
- Los anarquistas eran conscientes de que la enseñanza obligatoria fue concebida como un mecanismo de control y también de legitimación social; pero también hay otra faceta: la enseñanza tiene que estar al servicio del cambio social. Así que se pide que haya escuela para todos, sea como sea, porque estaban convencidos de que sería mucho peor si no la hubiera.
- La educación tenía que ser revolucionaria, gradualista y laica.
- La escuela tiene que ser libre y anti-autoritaria.
- La enseñanza tiene que ser integral, cuidando todas las dimensiones del ser humano.
- Pensaban que la Ciencia liberaba, y que la enseñanza tenía que ser científica.
- La educación ha de ser permanente, de por vida.
- Educación igualitaria, para chicos y chicas.
- Educación activa, no teórica, no pasiva.
- Es una obligación de la CNT crear escuelas racionalistas.

Hoy, cualquier movimiento de renovación pedagógica sigue defendiendo, básicamente, lo mismo. Los principios educativos que se planteaban en ese Congreso de 1936 eran muy avanzados, tanto que, todavía hoy no se han cumplido, y son metas hacia las que tienen muchos de los planteamientos alternativos en la Escuela.

Partiendo de un tema de actualidad, escuchamos el debate sobre la asignatura de Educación para la Ciudadanía y los argumentos son muy parecidos a los que se daban a finales del XIX y principios del XX. De lo que se trata en realidad es de la lucha por quién controla la escuela para trasmitir a los niños un conjunto de valores. En ningún caso se plantea algo muy interesante, que sería dar a los niños las herramientas conceptuales para que den respuestas libres y propias a los problemas morales que se les plantean.

García Moriyón finaliza su intervención con dos preguntas que quedan en el aire: ¿la enseñanza pública puede ser una enseñanza libertaria?, ¿un profesor libertario es el que garantiza que sus alumnos salen siendo anarquistas?

Se abre un turno de preguntas y opiniones por parte del público en el que, entre otros temas se plantean:

- El problema o “contradicción” de la asimetría de la educación. De las distintas posiciones que ocupan docente y alumno.

- La asignatura de la Ciudadanía podría ser más una forma de legitimar la falta de interés por la política y por el compromiso público, que un intento de educar a ciudadanos libres.

- Alternativas a las metodologías, a la disposición en las aulas, etc. por parte de las escuelas y los pedagogos libertarios.

- Se establece un debate entre Francisco Murillo y García Moriyón sobre la importancia de los Movimientos de Renovación Pedagógica y también sobre el papel jugado en su momento por el gobierno socialista y la LOGSE, los Centros de Profesorado, etc. en relación a la complejidad de los factores que inciden en la situación de la Escuela.

- Hay que ser conscientes de que no todo el mundo quiere ejercer su libertad, hay quien prefiere que le digan lo que tienen que hacer y cómo, y que no le pidan que piensen por sí mismos. Educar para la libertad requiere un esfuerzo y mucha paciencia, sin embargo, es gratificante y los alumnos terminan por reconocer y valorar la pedagogía activa y liberadora.

- De lo que pasa en la clase, somos responsables los educadores. No podemos estar echando siempre las culpas de todo a las leyes, al sistema educativo, al Centro, a los estudiantes…

- El papel de las enseñanzas relacionadas con la ética, los valores, la religión y la cultura religiosa, los contenidos de la alternativa a la enseñanza religiosa.
---------------------------------------

PRÓXIMA CONFERENCIA:
Lunes 8 de octubre: MUJERES EN LA REVOLUCIÓN LIBERTARIA
Ponentes:
MARÍA DOLORES RAMOS, catedrática de historia contemporánea de la Univ. de Málaga.
CRISTINA PLAZA , militante de Grupo de Mujeres de la CGT.

No hay comentarios: