domingo, 17 de febrero de 2019

Lecturas y visiones de la Transición española

El pasado martes, 12 de febrero tuve la oportunidad de asistir al diálogo con el Dr. Santos Juliá sobre "1968 y la Transición española", organizado en el marco del Ciclo "Historia, Documentos, Sociedad". Participaron en la mesa de debate el Dr. Fernando Arcas y la Dra. Lucía Prieto, ambos del Departamento de Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad de Málaga. Es de agradecer este tipo de eventos, abiertos al público general y que hacen que insituciones como el Archivo Histórico Provincial y la Universidad de Málaga den cumplimiento a su compromiso con la Sociedad.

Escuchar a un historiador tan renombrado, del que cualquiera que haya estudiado Historia contemporánea de España seguro ha leido muchos de sus artículos y libros, siempre es un placer. Un placer y, también, un estímulo a la reflexión y a salir de nuestras zonas de confort historiográficas. Desde luego, tanto las palabras del Dr. Juliá como algunas de las intervenciones desde el público al final de su intervención provocaron en mi cuestiones como ¿es posible la equidistancia frente a los dos "bandos"?, ¿memoria histórica v. memoria democrática?, ¿Historia v. Memoria?, ¿Transición como mito?, ¿Transición desde 1937?, ¿Régimen del 78?, ¿Transición modélica?, ¿Ruptura, transacción, corrupción?, ¿Derechos de las victimas?

Durante el acto, y también durante los días siguientes, he estado reflexionando sobre experiencias como las de Domingo Cabrera, trabajador bancario, sindicalista, detenido arbitrariamente y torturado durante 16 días, en mayo de 1981, en Málaga, cuando la modélica Transición ya estaba en sus últimos meses. O sobre el asesinato y muertes, como ha estudiado Rosa Burgos, de nuestro Manuel José García Caparrós, el día 4 de diciembre de 1977. Y me pregunto si los miles de represaliados durante la Transición, y las decenas de miles de desaparecidos durante el Franquismo estarían de acuerdo con equiparar las "memorias" de victimas y victimarios, como parece estar poniéndose de moda, o si ven en lo acaecido en España desde 1937 señales precursoras de una transición democrática digna de tal nombre.

En este punto, no está de más volver a lecturas sobre este periodo reciente de nuestra Historia, la Transición, que para unos autores es un "mito interesado, cuya finalidad es la de legitimar las deficiencias de nuestra democracia" (Dr. Ferran Gallego), y para otros una "década que nos dejó sin aliento" (Juan Eslava Galán). Hay acercamientos que priorizan el protagonismo de los movimientos sociales, como plantean los autores coordinados por el Dr. Rafael Quirosa-Cheyrouze en La sociedad española en la Transición y otros, como es el caso del Dr. Santos Juliá, con planteamientos más conceptuales, políticos, centrados en las propuestas de "transición" que han ido viendo la luz, desde Manuel Azaña, en 1937,  hasta el golpe de estado del 23 de febrero de 1981 y el triunfo del PSOE en octubre del 82, pasando por la política de reconciliación nacional del PCE a mediados de los 50 o el contubernio Munich de junio del 62.

En fin, aquí he dejado algunas propuestas, creo que valiosas, de lectura, de entre los centenares de artículos y libros sobre el tema que podemos encontrar en bases de datos como Dialnet e InDICEs CSIC. Cada cual que se acerque a este periodo histórico desde la perspectiva y la teoría historiográfica que prefiera, aunque algo creo que sí es exigible a quienes investigan cualquier periodo o fenómeno desde la ciencia histórica: honestidad intelectual y firme pretensión de iluminar nuestro pasado con veracidad y rigor, en los datos, los análisis y las conclusiones.


1 comentario:

Sergio dijo...

Me hubiera gustado asistir, pero no pudo ser. Gracias por tu reseña.

Planteas (te planteas) una serie de interrogantes, que tienen una gran vigencia, pues parece ser que la transición es la causante de nuestros males actuales. Yo no comparto esa visión, creo que se hizo la transición lo mejor que se pudo, que desde la izquierda se fue generoso (generosidad que nunca le he conocido a la derecha) y que gracias a eso iniciamos un camino más que aceptable, para lo que se podía esperar.

Pero no hemos sabido darle continuidad y, por tanto, desarrollar todo lo que se quedó en el tintero.