jueves, 21 de octubre de 2010

Jornadas "Autogestión, ayer y hoy", segunda conferencia: Colectividades y emancipación rural : promesas y oportunidades colectivas, 1936-1938


Alejandro R. Díez Torre, profesor de Historia en la Universidad de Alcalá, comenzó su ponencia citando a Diego Abad de Santillán, para situar cuál era el papel del campesinado y del medio rural en la segunda mitad de los años 30.

Pasa a definir el concepto "colectivismo", que surge en el siglo XIX, como necesidad de plantear una alternativa al individualismo capitalista.

Aparecen dos sectores en el socialismo inicial: los autoritarios (seguidores de Marx), y los no autoritarios (partidarios de Bakunin). El término colectivismo se afianzó también frente al término comunismo, en ambos sectores, sin embargo con el triunfo de la Revolución Rusa de 1917 el término colectivismo comenzó a desaparecer en favor del término comunismo prácticamente en todo el mundo, salvo en España. En España, el término colectivismo sí que permaneció con gran fuerza, era una nueva forma de posesión donde se hacía colectivo no sólo el producto del trabajo, sino el trabajo mismo.

En referencia a la peculiaridad española, hay que señalar que hubo una persona que brilló especialmente como teórico del colectivismo, Ricardo Mella.

Con la Revolución Rusa un grupo relativamente reducido triunfa y pone en práctica el colectivismo desde una perspectiva autoritaria.

En España, la CNT hablaba del Comunismo Libertario como objetivo, diferente al Comunismo implantado en Rusia. Un Comunismo donde primaba la libertad tanto o más que la igualdad.

En la crisis de entreguerras se comienza a estudiar las posibilidades de un régimen alternativo tanto al totalitarismo comunista como al sistema capitalista. La obra de dos teóricos españoles es importante, se trata de Diego Abad de Santillán y Gaston Leval.

Comenzada la Segunda República hay una explosión de producción literaria en torno al anarquismo y las ideas libertarias. Como antecedente fundamental hay que mencionar a Joaquin Costa, que publicó en 1898 El colectivismo agrario en España , generando una gran expectación. Puso de manifiesto que los campesinos españoles habían creado y mantenido un sistema de producción y consumo colectivista. Este tipo de doctrina entró profundamente en el campo español, y este misterio no ha sido estudiado apenas por los historiadores. Los maestros de pueblo difundieron las ideas de Costa en el campo. En los años 20, la CNT avanza en el campo en parte gracias a estas ideas, que prepararon el camino.

Estas son las bases sobre las que la República plantea las reformas en el campo. Durante los dos primeros años se avanza algo en libertades y derechos, pero luego se estanca el proceso. Las masas campesinas se politizan y piensan en que o la República se trasforma o hay que tomar otro camino. En diciembre de 1933 se produce la insurrección de Mas de las Matas. 1933 supone un jalón en la República, y llega al poder las derechas. La CNT decidió que si no se mantenía un gobierno de izquierdas irían a la implantanción del Comunismo liberario, y de ahí las insurrecciones que se produjeron.

Se planteó incluso la opción de ir implantando el comunismo libertario por medio de la persuasión y el ejemplo, comprando tierras y creando experiencias de comunismo liberario que luego fueran imitados por otras colectividades.

Después de la insurrección de Asturias en 1934, hay ya un divorcio entre la CNT y la República. Luego llega el Frente Popular y el golpe militar de julio del 36, justo cuando los obreros pensaban que habían reconducido la situación social de la República. Cuando se produce el golpe se estaba discutiendo en el Parlamento un relanzamiento de la reforma agraria mediante la recuperación de los bienes comunales en los ayuntamientos.

El golpe cortó cualquier esperanza. La idea era exterminar a todos los sectores sociales que no le eran afines, desde los reformistas hasta los movimientos revolucionarios. Las colectividades no fueron otra cosa que una reacción contra los militares sublevados para recuperar territorios comunales o para asegurar un tipo de propiedad colectiva que garantizara abastecimientos durante la guerra. Incluso poblaciones que no habían tenido sindicatos anteriormente, vivieron experiencias de colectivización.

Tres líneas definen las colectivizaciones: ocupación de tierras, modo alternativo de comercialización, y nuevo tipo de vida en la que las poblaciones cobran un nuevo protagonismo. Esto generó una muy extensa revolución libertaria, muy desconocida y poco estudiada, que ha quedado oculta en los avatares de la guerra.

La colectivización no fue solo un fenómeno espontáneo, fue coordinada por organizaciones, pero no fue decretada, surgió en miles de núcleos como un programa de transformaciones no sólo rurales, sino también, siguiendo una reacción en cadena, en sectores urbanos. En Cataluña, en cuestión de días, se colectivizaron el 70% de las industrias, esto no es posible sin un apoyo activo de las masas obreras. Hubo testigos del movimiento colectivizador, entre ellos muchos periodistas extranjeros.

Entre 1.5 y 2 millones de personas se vieron involucradas en el proceso colectivizador, una cifra nada desdeñable teniendo en cuenta que en la zona controlada por la República había unos 12 millones de habitantes.

En la agricultura, las colectivizaciones se formaron a las dos semanas del golpe militar, en Aragón, por ejemplo. Esto hecha por tierra la idea de la colectivización forzada. Los cambios se hicieron masivos en varias direcciones:

- Racionalizar el esfuerzo humano y material
- Conservación de los terrenos comunales como propiedad colectiva
- Incorporaron a las colectividades de familias de no identificadas ideológicamente con la izquierda, que fueron admitidos y trabajaron junto a los afiliados a sindicatos.
- Acogida de poblaciones enteras de emigrados de las ciudades y pueblos de los frentes como una gran empresa de recepción de refugiados.
- Hubo un planteamiento de preservación de los recursos y respeto por el medio ambiente.

Para terminar, el ponente señala que los principios y motivaciones de los protagonistas fueron evolucionando a lo largo del proceso, para ir hacia una forma de organización solidaria; en el caso de la equiparación entre hombres y mujeres se avanzó como nunca hasta entonces., pasando de los espacios privados a los públicos, tanto en el trabajo como en las asambleas. Muchas colectividades no se entienden sin el papel que jugaron las mujeres, las personas mayores y los muy jóvenes, ya que la mayoría de los hombres estaban en el frente.

Todo un mundo de trasformaciones que cayó con el avance de la guerra, y el triunfo del bando franquista. El mismo franquismo que se aprovechó de la infraestructura que dejaron las colectividades (regadíos, edificios, hospitales, etc.)

Tras la conferencia, se planteó un debate en el que se habló sobre el uso o no de la violencia para implantar las colectividades. La implantación violenta es, según Alejandro R. Díez, bastante inverosímil. Lo que sí hay es una oposición a las colectividades por parte del PCE. Otro dato es que hubo colectividades impulsadas por UGT y CNT, pero se dejó fuera a cenetistas o ugetistas que no eran partidarios, sin forzarlos a integrarse. El que se reconstruyan las colectivizaciones después de entrar el ejército, es precisamente una prueba de que este proceso estuvo impulsado por la voluntad, y no por la coherción ni la violencia.

También se comentó el caso concreto de la colectivización de Azuqueca de Henares, de una finca del conde de Romanones, quien, tras recuperar la propiedad, quedó asombrado del trabajo hecho en la misma por la colectividad. En el medio urbano, por poner un ejemplo, los resultados de la industria en Sabadell también sorprendió a los vencedores, al ver las mejoras que la colectivización había realizado.

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