viernes, 22 de octubre de 2010

Tercera conferencia de las Jornadas "Autogestión, ayer y hoy” sobre El gobierno de los bienes comunes

Paco Puche, librero, economista y ecologista malagueño: “Otro mundo no sólo es posible, sino que ya se está construyendo”

En primer lugar, Paco Puche (a la izda. en la foto, presentado por Paco Zugasti) planteó cómo los sistemas tradicionales de economía son los que han regido la mayor parte de la existencia de la Humanidad, y aún hoy, son los utilizadas por unos 350 millones de personas. Se trata de que la mayor parte de la actividad económica se basa en bienes comunes.

Recordó la visión negativa que de ellos da la “Tragedia de los espacios comunes” de Garrett Hardin. Y habló de la interpretación que de los mismos tienen los llamados “sistemas implacables”: el capitalismo y el totalitarismo.

Pero, ¿qué son bienes comunes? Son las redes de vida que nos sustentan: aire, agua, semillas, tierra, biodiversidad, genoma, software libre…

No son de nadie en particular, sino de todos, de las generaciones futuras y del resto de los seres vivos. Como ecosistemas, no son apropiables.

Paco Puche hizo un repaso de la evolución histórica de los bienes comunes, y su progresiva privatización, comenzando con los cercados de campos en los siglos XVIII y XIX en Gran Bretaña.

En el caso de España, en el Antiguo Régimen, sobre el 20% de la tierra eran del común o pública. Ese patrimonio comunal se vio sometido en el XIX y XX a usurpaciones, pero la liquidación de los bienes comunales empieza en el siglo XIV y llega hasta hoy (ley andaluza de julio de 2010, que propone privatizar los bienes públicos, para hacer caja). Pese a ello, siguen existiendo, por ejemplo, en Málaga hay 100.000 ha. de bienes del común y públicos, que representa sobre un 33% del terreno forestal.

La Asociación Internacional para el Estudio de los Bienes Comunes (1989) cita cientos de sistemas de gestión colectiva de recursos comunes en funcionamiento, en especial en países no industrializados.

En el mundo hay 800.000 cooperativas, en 80 países, 100 millones de personas trabajan en ellas.

La pregunta clave es: ¿Por qué cooperamos?

Y hay respuestas desde la Biología, la Antropología, la Historia.

La simbiosis es esencial para la vida, la vida es simbiótica, el vector que prevalece en la vida es la cooperación. La vida no conquistó el planeta mediante combates, sino gracias a la cooperación.

Hay una crítica del antropocentrismo. Nuestros parientes más cercanos, chimpancés y bonobos comparten con nosotros el 99% de ADN, y nos separamos evolutivamente de ellos hace sólo 5.5 millones de años. Los chimpancés son jerárquicos, violentos, tienen actitudes de brutalidad; y los bonobos, en cambio, son pacíficos, matriarcales, “hacen el amor y no la guerra”, pelean pero sin hacerse daño. Los seres humanos tenemos algo de los dos. Para los humanos, llevarse bien con los demás es fundamental, pese a los conflictos que tenemos entre nosotros.

Experimentos muestran que los niños muy pequeños sienten inclinación a cooperar, pero los niños son altruistas por naturaleza, y también egoístas por naturaleza.

En cuanto a la violencia, tenemos un lado oscuro (guerras, asesinatos), pero también somos tremendamente sociales, necesitamos a los otros para ser felices. La historia de la humanidad demuestra que se ha vivido muchísimo más tiempo en paz que en guerra.

También se puede hablar de una fisiología de la cooperación: neuronas espejo (de la empatía), y el ojo colaborativo (la esclerótica blanca del humano, frente a su ausencia en el resto de simios, sirve para comunicarse).

Por tanto, podemos esperar cooperación, ya que está en nosotros por naturaleza.

Ya Kropotkin habló de que existía mucho más apoyo y ayuda mutua, que lucha mutua.

Elinor Ostrom (autora de “Gobierno de los bienes comunes”, y Premio Nobel de Economía 2009) ha estudiado cientos de sistemas de irrigación en el Nepal, y los gestionados por campesinos son más eficaces que los construidos por el Banco Mundial. También ha estudiado casos de bienes comunes autogestionados en Suiza y Japón, las huertas del Levante español, y Filipinas, existentes desde hace siglos. Pero señala que hay condiciones para que funcione la autogestión, hay ocho reglas:Límites claramente definidos, Coherencia entre las reglas y lo local, Acuerdos colectivos, Darse reglas y modificarlas, Supervisión del cumplimiento de las reglas, Sanciones graduadas, Mecanismos de resolución de conflicto, Mínimo de derechos legales de organización, Múltiples niveles de gestión, con coordinación

En conclusión:

-El pensamiento alternativo debe tener un complemento antropológico que lo haga creible, y éste existe.

- Otro mundo no sólo es posible, sino que ya se está construyendo.

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Para saber más:

- Recensión del libro "Gobierno de los bienes comunes" (8 págs.)

- Obra colectiva "Bienes comunes y ciudadanía", año 2008 (338 págs.). Compilación de escritos de 39 autores, entre ellos la propia Elinor Ostrom (págs. 268 y ss.). Un obra de consulta realmente interesante, merece la pena echar un vistazo al índice final.

- Ve y escucha la entrevista a Elinor Ostrom y Oliver E. Williamson con motivo del Premio Nobel (en inglés)

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